Ulrich Harlan (Paramadvaiti Swami), es ciudadano alemán y el actual líder de la misión religiosa Vrinda. Solo en el Perú, cuenta con más de 2 mil de seguidores y posee más de 12 templos y fincas ecológicas alrededor del país. A nivel internacional, la mayoría de sus seguidores son de América Latina y Europa. 

Harlan, es un hombre con significativa influencia social y política en India y varios países de América Latina. Desde hace más de 30 años recorre el mundo predicando el celibato, el amor universal y la defensa medio ambiental, desde su orden de monje peregrino (sanyasi o monje célibe renunciante).

Hace un año fue grande la sorpresa cuando se hizo el protagonista de un escándalo por acusaciones de acoso sexual a algunas de sus discípulas. Todo empezó cuando su secretaria peruana publicó en las redes sociales los tocamientos indebidos que el le hizo cuando ella tenia 24 años. Después de esto, siguieron una ola de acusaciones similares, mayormente en Latinoamérica. Tocamientos en partes íntimas, besos forzados y ataques sexuales son algunas de las acusaciones que se le hicieron. Al momento, son más de 20 acusaciones que se han hecho contra Harlan y la respuesta de el ha sido siempre la misma: asegura no recordar nada de lo que se le acusa.

A pesar de que uno/a es inocente hasta que se demuestre lo contrario, hay diversos testimonios difundidos por sus víctimas en donde el patrón es el mismo: abuso de su posición de poder para intimidar y actuar con total impunidad.

Ya sea por fanatismo religioso o dependencia, un grupo importante de sus seguidores, lejos de culparlo por las acusaciones recientes, culpan a las víctimas que se han atrevido a hablar del acoso que sufrieron. Las acusan de mentirosas, las acusan de ofender al gurú y las amenazan con denuncias de difamación al nombre de Harlan, vulnerando aun más a las mujeres afectadas.

Vrinda es una misión religiosa exitosa reclutando seguidores que realizan trabajo voluntario para sus proyectos ecológicos, religiosos y altruistas; y muchos de esos voluntarios/as viven en templos o fincas ecológicas, financiados por las donaciones que la misión recibe a cambio de su trabajo diario. La doctrina impartida por la misión afirma que el gurú (cargo que desempeña Harlan) es una persona auto realizada, que viene del mundo espiritual a despertar la conciencia dormida, su imagen es venerada en altares por lo que sus acciones son perfectas y rara vez cuestionadas... entonces, si se cae el maestro, donde irán sus seguidores? 

No es mi intención ponerme en los zapatos de un juez, ya que creo que las autoridades competentes sabrán actuar en este caso, pero recordemos que no hace mucho que el tema del acoso sexual esta cobrando mayor relevancia en el mundo entero, e incluso legislaciones nacionales están cambiando, tipificándolo actualmente como delito sancionado con penas privativas de libertad de varios años, como en el caso de Perú.

Realmente creo que ha llegado el momento de no cerrar mas los ojos al acoso sexual, donde se produzca y por quien se produzca. Ni mujeres o niñas, ni hombres o niños deben estar expuestos a esta violencia, tristemente normalizada en nuestras sociedades. 

El hecho de que estos testimonios se hayan difundido en un círculo religioso, no debe ser razón para que no sea una preocupación de la sociedad en general. Ha llegado el momento de cambiar la historia, mujeres y hombres juntos debemos decir basta y alzar nuestra voz de protesta ante este tipo de abusos. Contamos con cada uno/a de ustedes para eliminar el acoso sexual, venga de quien venga.

Giovana Santillán

(Peruana, ex miembro de la misión Vrinda)